BIO Y ENLACE
Este Centro Sociocultural, en sus orígenes puesto en pie con las aportaciones y trabajo del vecindario, es el centro de reunión de esta comunidad. Allí se organizan actividades y se celebran, durante el mes de diciembre, las fiestas en honor a San Francisco Javier que atraen a vecinas y vecinos con deseos de compartir sus tradiciones.
David García, secretario del centro junto al resto del equipo, es una figura clave en la preservación y promoción de este legado y de la historia del barrio.
proceso
Quisimos contar con la participación de la asociación de vecinos y vecinas de San Francisco Javier en este proyecto, así que nos dirigimos al centro sociocultural del barrio donde explicamos en qué consistía. Enseguida despertó un gran interés y quisieron que esta información fuera trasladada a su secretario, David García. Casi de inmediato conseguimos la primera reunión y de ahí a hacer la ruta solo medió un paso.
Ya nos dimos cuenta, en ese primer encuentro, que la esencia de San Francisco Javier sale a la luz a través de sus relatos. A través de él, se nos desvelaron las historias de este barrio construido en sus orígenes por la comunidad, vecinos y vecinas llegados desde la Huerta Abajo: Femés, Uga o Yaiza. La parroquia y el centro sociocultural fueron levantados con sus aportaciones y esfuerzo. Creando comunidad.
experiencia
El recorrido por las calles de San Francisco Javier tuvo un aire de nostalgia y recuerdo que nos acompañó durante todo el trayecto.
Se nos situó en los orígenes del barrio, el germen de lo que ha llegado a ser hoy en día. La importancia del centro sociocultural y de la parroquia como centros de reunión y ocio en el que ya entonces, el vecindario se juntaba y se organizaba para, por ejemplo, celebrar las fiestas del barrio. Aún hoy, las vecinas y vecinos que volvieron a sus pueblos, siguen llegando desde sus lugares de origen para encontrarse y disfrutar de las actividades que se organizan en diciembre por la festividad de San Francisco Javier.
Recuerda, para nuestro equipo, los lugares más emblemáticos: la Granja de Valentín, las dulcerías de Nanci y Miguelina, y el “siñó” Rocío con su burra, vendiendo sus productos por las calles, las del morro arriba y morro abajo.
Nos cuenta la vida social y cultural de entonces. La Orquesta Guajiro, que ensayaba en un local cedido por una vecina, que además hizo antes las veces de parroquia. Las asociaciones de mayores, juvenil y deportiva que, aunque ya no estén, dejaron un legado presente en las historias que compartimos.
Exploramos el patrimonio histórico con los aljibes de Cabo Pedro y las típicas casas que abrazan la arquitectura tradicional manteniéndose a duras penas en pie. Y es, entre estos tesoros, que también encontramos desafíos: el incivismo y la dificultad en las mejoras solicitadas con anterioridad.
Aún así, desde este recinto, trabajan por mantener la comunidad y lo que inspiró su origen.